
Este mañana tuve la necesidad de trasladarme hasta mi pueblo natal, Vicente Noble, para resolver una diligencia. Luego regresaría en la tarde a Santo Domingo.
El viaje de ida, a pesar de que no logré conseguir una unidad lo suficientemente temprano como para que me permitiera llegar durante la mañana, fue placentero. Gracias a Mireya, la chica de los Testigos de Jehová quien me regaló el ejemplar de La Atalaya! Muy importantes temas y presentados con una sencillez y maestría que dan gusto de leer.
Luego que llegué al pueblo encontré algunos obstáculos ajenos a mí que dieron al traste con el logfro de mi objetivo. Tendré que regresar el lunes para resolver eso.
Ahora bien! El caso que me dio asco durante el viaje de regreso fue ver cómo actúan los agentes militares que están en los distintos puestos de chequeo en su trato con los nacionales haitianos, además de ver cuán permisivos se tornan en un santiamén cuando les dan algunos pesitos.
En el puesto ubicado en el 15 de Azua, los haitianos fueron sacados del autobús dizque para chequear si había arroz de contrabando. Hubo unos 3 haitianos que fueron retenidos un rato por problemas con sus pasaportes. Pero todo se resolvió gracias a una "mojadita de manos".
Luego fuimos detenidos en 2 puestos sucesivos para chequeo, pero no llegaron bajar a alguien más. Con ese jueguito, llegamos a las 7pm a la intersección entre la Isabel Aguiar y la 27 de Febrero.
Qué chicos más amenos éstos!
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