¿Por qué los perros le ladran a los automóviles?

Cuenta la leyenda que cuando empezaron a circular por las calles del mundo los automóviles, una vaca, un cabra y un perro salieron de paseo en un taxi. Cada uno se iba a quedar en un lugar diferente.

Cuando la vaca llega a su destino, pregunta al conductor "¿Cuanto le debo, señor?". El conductor del taxi le responde "Son tres mil francos". La vaca paga su servicio y se queda, dejando al perro y la cabra continuar con el paseo.

En la siguiente parada se queda la cabra, antes preguntando al señor conductor "Y...¿Cuánto me va a cobrar usted?". El señor mantiene su precio anterior diciendo a la cabra "Tres mil francos". Aprovechando un descuido del trabajador del volante, la cabra pone pies en polvorosa y se escapa sin pagar. El conductor, turbado por la sorpresiva acción de la mascota zodiacal del Capricornio, decide continuar con el perro en su periplo.

El mejor amigo del hombre, según muchos, hace petición estopina al conductor diciendo "Me quiero quedar, amigo. ¿Cuánto le debo?". El conductor, un poco malhumorado por la sorpresa culebrística que le propinó el animal más chivo del mundo, contestó "Son tres mil francos, mi señor". El can, al no tener dinero exacto para pagar el servicio, pagó al conductor con un billete de cinco mil francos. El perro había ya salido del automóvil, olvidando por unos seguntos el vuelto de dos mil francos. Cuando quiso darse cuenta de su desliz, ya el conductor había puesto en marcha el taxi, desapareciendo del escenario con el vuelto.

Desde aquél día se definió la actitud a tomar por cada uno de estos tres animales ante la presencia de un automóvil en marcha:

• La vaca, como no debe ni teme al chofer, continúa su marcha tranquilita como que no es con ella.


• La cabra, siempre anda chiva, temiendo que el chofer la llame para que pague la deuda de aquél nefasto día. Abre gas de manera rápida y chivirica.


• El perro, recordando su vuelto y con esperanzas de recuperarlo, empieza a ladrar al conductor para que le resuelva su problema.

Hasta una nueva oportunidad, queridos lectores!