
Caramba! Es una pena que hoy todavía haya personas con unos pensamientos tan putrefactos. ¡Señor, haz un milagro con esa gente!
Vestido con túnica blanca y turbante rojo, Abd Almuin Sadaqa, jefe máximo de los samaritanos, se lamenta recostado en un sillón de su casa en el monte Gerizim. "Nuestro único problema es que no tenemos suficientes mujeres". Los samaritanos, una diminuta comunidad, a caballo entre palestinos e israelíes, anda a la busca de mujeres con las que sanear su genética y ampliar la población. El riguroso cumplimiento de sus tradiciones -no pueden por ejemplo comer nada cocinado fuera del pueblo- les obliga a casarse entre ellos, y eso ha contribuido a multiplicar el número de deficiencias físicas y psíquicas. Sólo la llegada de sangre fresca salvará a esta comunidad bíblica que hace 400 años estuvo a punto de extinguirse y que hoy cuenta apenas con 750 habitantes. <Ver más>
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